domingo, 24 de abril de 2011

La Tinta, el Tintero y... el Tacón

Que no aprendo, que me es imposible controlar el Tiempo. Aparte de ver como corretea sin collar y sin dueño, todo lo que puedo hacer es intentar evitar es perderle de vista para que no se esconda de nuevo.

Aunque parezca que tengo todo esto un poco abandonado, no es así. Como hasta la fecha desconozco si existe alguna oferta para añadir más horas al día me resulta imposible abarcar todo lo que deseo hacer. Las semanas se pasan volando, tan rápido que lo único que me recuerda que he cambiado de mes son las cuotas de mi hipoteca y alguna que otra factura.

La mudanza, a falta de más dinero, va sin pausa pero sin prisa. Mirar y volver a mira tiendas, hacer mis cábalas y mis números para evitar que mi economía se vaya al pique llenan mis horas. Cuando no estoy de tiendas. Estoy con mis tonterías, ya sabéis. Ahora me ha dado por mejorar mi caligrafía. Aquí el que se aburre es porque quiere.

Las peores semanas, no levanto cabeza. Más que nada porque alguien inventó una palabra llamada Cansancio. Y, a parte de inventarla, me la está aplicando a base de bien. Trabajo, mi casa, mis aficiones. Me estoy estirando tanto que no doy más de mi.

Por contra, y para quitarme una espinita que tengo clavada, estoy preparando otro relato de corte similar al Vestido. Espero poder terminarlo en un tiempo prudencial, aunque lo tengo avanzado.

A todo esto, ¿sabéis lo que me gusta de mi nuevo hogar? El silencio. Podrá parecer un poco anti social, pero cuando tienes unos vecinos cuyo nivel de conversación es similar al grito... No os podéis imaginar cuanto se agradece un poco de paz y tranquilidad.

lunes, 11 de abril de 2011

La Tinta, El Tintero y... la Letra

Mis pensamientos continúan mezclándose con el humo de noches en vela, con las letras de cartas de amor que nunca que te envíe sin que te dieras cuenta.

Estoy tan cansado que hasta el brillo de la Luna me pesa, se convierte en cadenas de miradas frías que no quieren saber nada de vidas ajenas, en donde todo se resuelve con en canción que no dice nada. Ya me harté de bares que visitar en solitario, prefiero ahogarme entre palabras escritas de mi puño y letra, entre mis cuatro paredes. Matando el tiempo, limpiando un suelo que reluce más cuando no está obligado a verte.

Cansado de ver mi reflejo en un espejo que ya no es como el de los cuentos. Que ni responde a las preguntas que lanzo y ni recoge las lágrimas que por mis sueños he derramado.

¿Preocupado? En absoluto, puede que intranquilo me definiría mejor. Como un preso cuya vista desde la ventana es el cadaslo quien le susurra que no pierda la esperanza cada madrugada.